De palabras de aristas vivas
construiste tu alegato final
convirtiéndome en un ser vulgar
sin calor ni color,
ahora me ahogo
en los tristes dolores de la mente
sin llegar a saber
que tiene de letal mi afecto
ese que a los demás no roza
y a mi me mata.
Otra historia de principios y finales
conmigo como actor principal
en otro monólogo de soledades y noes
con un sin fin de equívocos
arrastrándome hasta el ocaso.
Descubierto de la máscara de mi frialdad
me clavaste hondo tu discurso vital
y sin el deseo de combatirte
mi vieja y olvidada dignidad despertó,
mañana otra vez volveré a soñar
pero entonces para mi
tu ya no serás.