Escribir en el agua
para que toque cada rincón de ti
una caricia en tu piel sin mácula
un cartero con un secreto adherido a sus olas
y quizás solo visible a tus ojos,
diluido en ese éter transparente
cada bocanada debería secarme
y sin embargo, me transforma en fuente.
Cuando conoci la soledad
sus besos me quemaron dejándome árido
pero al tocarte, anegaron tierras yermas.
No escribo en las paredes
pues algo efímero y volatil
fluye sutil, entre los resquicios;
ahora tu piel descansa seca de susurros
pronto dicen que volverá a "llover"
llevándo un poco de mi
entre unos acordes de una fino chaparrón
cómplice de una escritura
indeleble, invisible
impropia de cuentos infantiles
temerosa de tropezar.
© Ike
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