domingo, 8 de marzo de 2009

Un sintecho


Sus profundas cicatrices no disimulan sus sonrisas,
manos secas y ajadas con ternura bañadas
y ojos cansados, pacientes y de generosa mirada,
quedan aparcados en lugares de fría luz
agotando un tiempo esperando a la nada.
Sus lágrimas secas no nos mojan
aunque angustiosas les resbalen
con historias y cuentos que ya no nos desvelan
ya no nos duele verlos solos y sin esperanza.
Una vida que se les agota, que no nos interesa
aparcados por caducos y molestos
y no nos guardan rencor en ese frío lecho
consumiendo anuncios de colores y sinsabores
en los escaparates luminosos de la calle.

Archivo del blog