sábado, 4 de febrero de 2012

Desencuentro en las escaleras mecánicas

Conocí a alguien que esterilizaba las palabras
cerrando sus oídos a las bocas mal preñadas
de un millón de vocablos
sobrevivía con doscientos y un sombrero,
había también quien vivía en Babia
cegando sus ojos a los desperfectos de diseño
compartiendo su vida con un centenar de vecinos
de los que solamente con sus perros hablaba,
hoy, en el día antes de mañana
uno sube y el otro baja
y por la megafonía suena:
"busco un amigo que hable y sin ceguera mental, 
razón en la taquilla de salida"
por toda respuesta tuvo:
"su billete, gracias".


©Ike

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