Son montones de hojas secas
rastrilladas en un jardín de árboles imposibles,
seres sin corteza ni raíces
proporcionando la sombra a los sueños
que nunca nacerán.
El jardinero acerca la tea ardiente
y las protectoras al sol abrasador
desprenden humo cegando los ojos
a las miradas indiscretas.
Suben las volutas
y con ellas,
deseos volátiles
de peso efímero
y caducidad sin imprimir.
©Ike