domingo, 7 de septiembre de 2008

Una respuesta

Quise saber porqué quería despertar a tu lado
antes de que tus ojos me lo preguntasen
antes de que un hueco vacío en mi lecho dijese que ya no estás
y después de quemarme entre libros y tinta
de sonsacar a las sombras y a oráculos de tercera
no supe responderme en la lengua de los hombres;
quise preguntártelo mientras dormías
jugando con tu mudo flequillo inquieto
y en el sueño de mi caricia
encontré una respuesta.

La redención del condenado

Llegó de un infierno de barro y frío,
el paraíso de los desesperados y desheredados
despechado por no ser amado
regando sus pasos con besos de sangre y odio.
No hay redención para el condenado
sólo el temor a su ambigua reacción
despegándose de su humana visión
navega entre los felices sin mando
alimentándose de sus deseos y mimos
borrando de sus caras sonrisas y abrazos
llevándoles al pozo menos humano
en el círculo del dolor infinito.
No le prives de su castigo
no entendería tu desvelo azorado
no agradecería las caricias que para él has robado,
la felicidad del infeliz no es su premio.

A los pies de mi cama

Apuesto a una sóla carta
mi cordura y mi sentido
mientras nos vestimos
todo lo que fuí y he sido,
y caigo en el olvido
que fuistes lineas de un libro
nunca escrito
escondido en una polvorienta librería
que esperaba el tacto de mis dedos
haciendo real una fantasía
Apuesto a una sóla carta
mi cordura y mi sentido
mientras nos vestimos
todo lo que fuí y he sido,
y caigo en el olvido
que fuistes lineas de un libro
nunca escrito
escondido en una polvorienta librería
que esperaba el tacto de mis dedos
haciendo real una fantasía.

Eterna espera en tu portal

Adolescente de ausentes y canosos cabellos
con espalda mojada de piel agrietada,
su acristalada y cansada mirada
se refleja en las sombras de sus sueños perdidos;
con sueños y temores
desea que el amor lo cosa a leches
y esperándote en tu puerta
sus dedos dibujan el contorno de tu boca,
sin paz ni sosiego,
en un incierto baile de lenguas y labios.
Latidos cada vez más urgentes
anuncian tu llegada
suena “Alma, corazón y vida”
seduciéndolo con el embrujo de tu sonrisa.

Devuelta por ausente

Crecí a la sombra de una luna
menguante, enharinada
fría y sin sonrisa
sorda por las súplicas
muda testigo de los desesperados.
En su luz blanca
encontré estrofas de miradas perdidas
deseos inacabados
sin que nadie los diese vida.
¡Ay! Ingenuo de mi
me creí el cartero de las cartas sin remite
de las esperanzas truncadas
viviendo los sueños de otros,
bebiendo a sorbos del tiempo
retorné a un dolor familiar
donde mis sueños
no son los de los demás.

Veinticuatro dedos

Busco tu compañía y aún no te conozco
imagino un despertar entre tus miradas
escalofríos a tus caricias
y te sueño sin verte.
Me ahogo en falsos deseos
entre manos de veiticuatro dedos
que me roban el sueño
y te amo sin verte.
Despertar en esta extraña pesadilla
sintiendo caliente el lecho
con tu hueco entre mis manos
y te recuerdo sin verte.
Me visto con tu olor en mi piel
con tus uñas en mi espalda
tu aliento en mi alma
y te deseo sin verte.
Vuelvo a mi cama, tu cama
con mis ojos cerrados y los sentidos alerta
aguardando la hora prohibida
y vivo sin verte.

Alma

El vigía de mi sueño inacabado
te mostró en un espejo
con los dientes de tu mirada
clavados a mi espalda,
y hundiéndome entre tus ojos
vi mis pasos hasta tu lecho.
Doble mi cuerpo
a los pliegues de tus caricias
abandonando mi mente
al pozo de los deseos,
me sumí en tu baile
anclé mis dedos a tu piel
para que no te escurrieses
cuando me quedase dormido.
Tratar de agarrar un torrente
que moja los sentidos
sin comprender la moraleja:
soy piedra y tú eres agua,
el cauce de un río que me sumerge
en la miel de tus ojos
y al calor de tus aguas.
Cúbreme entero,
no quiero ver otro espejismo.




Labios de vainilla y chocolate
atravesaron mi piel
borrando el frio mojado
atrapado entre mis sueños,
los besos congelados de mi cuerpo
se funden en tu boca
agarrado a tu regazo
entre suspiros de gata.
Deseo enredar mis dedos a los tuyos
mientras lees mi poesía
y abrir las puertas a un edén
donde los verdes te cubran
y las cenicientas te envidien.
Acaricio la flor del olvido
hace dias que no soy yo
ya dentro de mi te has metido.

Autobiografía inacabada


Un pentagrama en el rostro
ejecuta la sinfonía de una vida,
surcos profundos de heridas sonoras
de sueños de alcoba nunca interpretados
almacenados sin rechistar
en objetos perdidos durante años.
Se cumplen quince mil madrugadas
y un sol distinto a los demás
se cuela por entre los barrotes de sus ojos,
rayos verdes arrasando sus cicatrices
arrancando los tocones de un triste pasado
y aún estando equivocado
despierta a la abrasadora luz;
está en el sitio y el tiempo equivocados
rodeado de tallos frescos de joven pelaje,
pero marcado por sus cenicientas sienes
reivindica su derecho a sonreír
a llorar por lo que quiso y no pudo ser
y no por lo que nunca fue y siempre quiso.
Cara a cara frente al espejo
acaricia sus arrugas en el reflejo,
parece que no es él
pero yo lo reconozco, soy YO.


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