martes, 21 de julio de 2009

42


Mi cuerpo, concebido por el pecado
regido por una déspota mente
se avejenta cada año
arrugándome con marcas indecentes
presentes en mis canallas letras,
encadenado a un alma de colores
ciego a su propio reflejo
clamando hambriento por la luz de tu caricia
vagando entre sueños y deseos.
Junto ya más de ocho largos lustros (*)
atado por los mismos corsés
ahogándome en los mismos vasos
y sin embargo soy un ser diferente,
dejé de torturarme por angustias ajenas
sabedor de que la condenación eterna no existe
que los caballeros no llevan espadas
ni las princesas desean ser salvadas del dragón,
u otros clichés que por desearte mil veces
no colman mi sed de no tenerte.
Arranco hoja tras hoja del calendario
con la sensación de no acabar nada
y el sabor amargo del que tampoco empezó
sin embargo, se consumen mis días
esperando lo inesperado
imaginando lo inimaginable
amando lo que nunca he amado,
porqué hay días que siento que no siento
y procuro ocultarme de mi,
buscaré un sentido a todo este sinsentido
para que al levantarme,
pueda mirar mi reflejo
y ser feliz con lo que veo.

© Ike

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