jueves, 15 de enero de 2015

La rana y la autovía A5

Una dama guapa y pintiparada
se asomó a la charca de una rana despeinada
hablaron y rieron de forma alocada
hasta que la dama se marchó de forma precipitada,
se despidió hasta una próxima cita anunciada
pero nunca volvió ni respondió la dama alocada
como la rana era prudente y confiada
esperó y esperó hasta que llegó una fría nevada
copos blancos helaban su piel bronceada
y se decidió a salir de su charca soleada
una carretera  de seis carriles de su dama la separaba
pero se aventuró a cruzar la vía atestada,
brmm, por la izquiera o la derecha, pavorosa observaba
"cruzar o no cruzar" era el dilema de la rana atribulada
dibujó en el final del camino la cara de la dama deseada
y con paso seguro avanzó con bizarría acumulada;
Pepe el conductor de la furgoneta toscamente decorada
conducía distraido escuchado una cantante desquiciada
pum, pum, "oh, he atropellado alguna cosa inesperada"
y mirando por el retrovisor no apreció una masa aplastada.
Moraleja: las ranas no deben dejar su charca encantada.
 
 
© Ike

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