sábado, 5 de septiembre de 2009

Terapia para solitarios


Lentamente los silencios
van mojando mi piel
cerrando sus poros
acallando mis lamentos,
dedos cómplices
extienden los silencios
sin dejar un espacio a la protesta,
sin reproches a la vista
me volví sordo, ciego y mudo;
lágrimas que nacen en mi ojo
van quemando mi mejilla a su paso
y posándose en mi boca
percibo su medicinal sabor,
un salobre que borra
un ácido que cauteriza
un bálsamo que sana
creo al menos ver sombras
y oir mis susurros preguntándome
¿estoy sólo?
un pequeño gorrión me mira
posado en el celindo y trina,
en verdad nunca he estado solo.

© Ike

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