domingo, 7 de septiembre de 2008

Devuelta por ausente

Crecí a la sombra de una luna
menguante, enharinada
fría y sin sonrisa
sorda por las súplicas
muda testigo de los desesperados.
En su luz blanca
encontré estrofas de miradas perdidas
deseos inacabados
sin que nadie los diese vida.
¡Ay! Ingenuo de mi
me creí el cartero de las cartas sin remite
de las esperanzas truncadas
viviendo los sueños de otros,
bebiendo a sorbos del tiempo
retorné a un dolor familiar
donde mis sueños
no son los de los demás.

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