domingo, 7 de septiembre de 2008

La redención del condenado

Llegó de un infierno de barro y frío,
el paraíso de los desesperados y desheredados
despechado por no ser amado
regando sus pasos con besos de sangre y odio.
No hay redención para el condenado
sólo el temor a su ambigua reacción
despegándose de su humana visión
navega entre los felices sin mando
alimentándose de sus deseos y mimos
borrando de sus caras sonrisas y abrazos
llevándoles al pozo menos humano
en el círculo del dolor infinito.
No le prives de su castigo
no entendería tu desvelo azorado
no agradecería las caricias que para él has robado,
la felicidad del infeliz no es su premio.

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